Dejé mis quejas a San Pedro,
modelo ciento tres barra catorce,
Dios no pudo recibirme,
estaba reunido
y tenía para rato.
No me han traído
aquello que pedí
los Reyes Magos
en mi última carta.
En correos me aseguran,
acuse de recibo
de treinta de diciembre
que adjunto al formulario,
que fue entregada,
según la normativa
del actual protocolo
a sus destinatarios.
Es la primera vez
que ocurre cosa igual
después de tantos años,
mira que desde niño
sirvieron los pedidos
según ficha y en fecha
sin un fallo.
Mi carta lo explicaba
con detalles prolijos,
para evitar errores,
bien y claro.
Os pido a la muchacha
que toma café
a las ocho y media,
ojos grandes,
piernas largas,
pelo claro
y la boca manchada
de cereza dulce.
Es verdad que entremedio
me enamoré de otra
pero eso es cosa mía
y no altera el pedido,
solo añade una línea
a la lista de fracasos.
Las otras aventuras
son cosa del diablo
que aporta tentaciones
que terminan siempre
en el mismo pecado.
Y la vecina del cuarto,
por favor que alguien
hago algo
con la vecina del cuarto,
que me acosa en los ascensores
y me sigue en las escaleras.
En fin, Dios poderoso,
ya sé que mal funcionan
de celo burocrático,
peticiones a Santos,
apariciones varias
y resto de milagros
pero arregla como sea
lo de los Reyes Magos.
.
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