Fotografía de Pedro Jesús Clavijo Domínguez.
Se
pusieron a buscarme
las
estrellas por Sevilla,
en
las calles sin memoria
que
me olvidaron un día,
donde
ya no quedan besos
ni
susurros ni caricias.
Doncella
de piel morena
no
me claves un cuchillo
que
busco en tus ojos negros
el
recuerdo de un chiquillo
y
las palabras de amor
que
nunca jamás he dicho.
Dame
de beber veneno
que
tengo la sed oscura
de
una lujuria perdida
sin
compasión ni ternura
y
ando hambriento de manzanas
y
de muchachas desnudas.
Maldito
sea el pensamiento
que
me engaña y me traiciona,
la
flor de la acacia blanca,
la
espina de rosa roja
y
el alma que me arrancó
el
mordisco de tu boca.
Niña
por qué me persigues
las
noches de primavera
como una fiera salvaje
que
va detrás de su presa
y
que nunca pierde el rastro
que
van dejando mis huellas.
No
me digas que me quieres,
porque
yo sé que es mentira,
que
me duelen los sentidos
y
me sangran las heridas,
que
hay esta noche sin luna
muchas
calles sin esquinas.
el
frío de la mañana,
el
sol por el Aljarafe
va
camino de Triana,
el
sueño siempre tramposo
lo
cambia todo por nada.
Malbarato
mis recuerdos
cuando
voy pasando el puente
que
cruza un río sin agua,
que
cruza un tiempo sin gente
y
me muero sin morirme
y
te quiero sin quererte.
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