Terminó
la fiesta,
con
los fríos del alba
un
cielo sin luceros
anuncia
una
mañana de resaca.
La
efímera sonrisa
que
nos mostró la vida
en
este amanecer
se
ha vuelto agria.
Desperdigados
quedan
los
restos de la noche de jarana
por
los rincones del jardín,
los
patios y la casa.
Botellas
vacías
de
todos los licores
guardan
el aire
de
falsos suspiros
en
su cristal.
El
ardor de los cuerpos
de
amantes de ocasión,
librada
la batalla,
se
ha tornado en hastío.
Regresa
la tristeza
a
besarme los labios
con
las claras del día
y
como si no me vieran
tus
ojos me miran
una
vez más.
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