Dios te salve María.
Una oración de lunes
por la calle
larga y vacía como la semana
que inicia su canción de tristeza.
Dios te salve María.
Tu imagen en mis ojos,
tu nombre
casi espina en mi garganta
y el miedo a comenzar otra batalla
perdida como todas.
Dios te salve María.
Qué frío es el beso
de la mañana no amanecida,
la niebla en la ciudad dormida,
el viento sin memoria del sol.
Dios
te salve María.
Una
oración de lunes,
una plegaria amarga,
devotamente triste,
la plata de un espejo
en un escaparate
que refleja mi sombra
sin amor ni esperanza.
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