
La mudanza. 1982. 65 x 81 cm. Colección privada. Obra de Cristóbal Toral
He pasado todo el día en la tarea,
esperanzada y triste,
de sacar las cosas
que en mi corazón quedaban
del tiempo en que habitaste
sus azules rincones.
Prolija la faena
de aligerar el peso,
como arduo el esfuerzo
que lleva el desalojo
de tanto sentimiento.
Ahora que están vacías
de sueños sus estancias
me parece más grande
el sitio que has dejado.
Una luz diferente
a aquella de tus ojos
entra por las ventanas,
traspasa los visillos
y deja ver el polvo
de un mundo que se ha ido.
Confieso que he guardado,
debilidades tengo,
algún que otro recuerdo.
Los pequeños detalles
siempre encuentran un sitio
oscuro en que ocultarse.
No espero ya que vuelvas
aunque voy a añorarte
cuando empiecen los fríos
que trae el mes que asoma.
Quizás la primavera
me traiga una inquilina
cargada con sus trastos,
y nuevos cachivaches
ocupen esos huecos
que ahora llena la nada.
Todo estará más limpio,
no encontrará reproches,
ni dudas ni recelos,
ni miedos infundados,
ni malos pensamientos.
Mi corazón sin ti,
la causa de mis penas,
se me hace tan raro.
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