
Se han marchado las risas de la rosa,
que ha amanecido, en su sorpresa, muda,
al verte en el espejo tan desnuda,
tan hembra, tan salvaje, tan hermosa.
La luna de cristal es caprichosa
reflejando tu cuerpo, con la ayuda
de una luz tempranera, casi cruda,
que a tu cuarto se asoma así, curiosa.
Desde tus pies descalzos a tu pelo
la tentación oscura te dibuja
con la lujuria extrema del deseo.
Eres un ángel que escapó del cielo,
con algo de princesa, algo de bruja
y de niña que juega en el recreo.
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