
La bandera, descolorida y rota,
ondea inquieta
movida por el viento
en la alta torre
de almenas derruidas.
Cantan jilgueros
la soledad de una derrota
por lo demás inútil.
Quedó la loma
abandonada al tiempo,
al olvido impreciso
de los días pasados.
Vino la luna a lamer
las heridas de las piedras
y el agua del otoño
a llorar por lo perdido
lágrimas de sangre,
llanto de tierra roja
en torrentera oscura
hasta el barranco.
Amor que exhibió su fortaleza,
cercano al cielo y a los pájaros,
en este cerro hoy triste.
Guarda mi memoria tu olvido
en el arcón de sus tesoros,
con la nostalgia de esos besos
que nunca más darán
mis labios secos
y el resonar terrible de trompetas
de aquellos años
de deseo y victoria.
.
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